¿Quién no ha soñado con tener en su casa un dinosaurio? ¿O
un tiranosaurio rex? Ya sabemos que son peligrosos, pero decidme que no queréis
uno. Bueno, yo sí que lo quiero, quiero uno de esos que vuelan para no tener
que pagar un billete de avión nunca más ni tener que comerme las esperas en el
aeropuerto o la perdida de maletas.
¿Por qué digo todo esto? Porque un paleontólogo estadounidense
ha encontrado restos de sangre en un mosquito de hace 46 millones de años. Y no
se vosotros, pero yo me he visto las películas de Jurassik Park y me voy a ir
apuntando a la lista para conseguir uno, quizá a mi madre no le haga tanta
gracia como a mí, pero habrá que intentarlo.
Según los expertos que han analizado las muestras la sangre
pertenece a un ave. Pero a un ave de 46 millones de años, debió ser mascota de
tutankamon o de Matusalén, si ya sabéis, esos personajes que se nombran siempre
cuando te refieres a cosas viejas, sobre todo a cosas que están en casa de tus
abuelos. En definitiva, dicha ave es pariente cercano de nuestros amigos y
desaparecidos dinosaurios.
Acaso no os acordáis de lo adorable que era esta familia
O de
lo monísimo que era Dino, de los Picapiedra
Y aquí
no podía faltar mi película favorita de todos los tiempos
Por supuesto mi dinosaurio se llamara Piecito.
El dinosaurio más torpe y ruidoso de todos, pero que
sabe hacer fiestas
Todas las mañanas yo veía a este dinosaurio diciéndome que
me quería
Parece ser que ahora sí que hay suficiente dinero para
comprar dinosaurios, bueno ahora mismo no, pero yo voy a ser paciente porque
quiero mi dinosaurio.
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